lunes, 10 de septiembre de 2007

Vergüenza

Tengo hoy miedo de escribir, aun más que de manejar, a pesar de que en una semana han intentado chocarme dos veces: una afortunada, pero afortunadamente leve, y otra desafortunada, afortunadamente evadida. Como sea, la cuestión es que se siente, o mejor, siento yo en este instante, un vacío en el estómago, que no puedo descifrar porque aun no he creado una tipología para ello. Solo diferencio entre gastritis y dolor general.

Ya había sentido esto antes. Tuve entonces que tomar medidas, y me senté a escribir “Paramí” y fue, digamos, que terapéutico.

No escribiré esto para nadie. Tampoco para la basura –o mejor para la papelera de reciclaje-. (…) uno no tiene que escribir para publicar, o para que otros se interesen en ello. No es que no lo desee, negarlo sería ridículo, pero es que aún a los buenos escritores los consideran poco deslumbrantes. ¿Qué se podría esperar de mí entonces? Así que me lleno de valor para vencer el miedo a hacer el ridículo, y siento las muñecas al frente para darles un discurso y enfrentar el pánico escénico. Es cobarde, pero sin mayores repercusiones. Pensaré que hay cobardías peores como no ceder un puesto en el bus o no bajar al mini mercado a comprar una bolsa de leche (…) Mi querida lectora estas son las razones que anteceden a la redacción de este texto, y el solo hecho de que tu lo leas ya le da un razón de existir. Entonces, sí, lo escribiré para alguien, para ti que ahora lo estás escribiendo”. (Sara, 2007, 1,2).


Lo pensé de verdad, y sentí en ese momento, como siento ahora, que tengo una crisis, una pena horrible de que alguien lea lo que escribo. Pero no, no es tan grave. Exceptuando aquel día y hoy, nunca he pensado en esto. Pero igual ¡hoy lo siento! y ¡hoy lo digo! Y se acabó.

Perdón, sé que es ridículo lo que acabo de escribir, pero hace parte de la terapia. ¿Cuál terapia? Nunca te he hablado de mi nueva terapia. Pues querida te la recomiendo, es buenísima, a una amiga le dio unos resultados que ni se diga. De verdad, contáme. No pues mirá… y como si nada.

Sí, como si nada. Y digamos que publicar esto, es de las etapas finales. Creo que después de hacerlo, pocas cosas me darán más vergüenza.

2 comentarios:

Catalina Arroyave. dijo...

Tu verguenza de muy buenos resultados

Camila Avril dijo...

creo q a veces es normal, y se siente vergüenza, sobre todo, porque no se puede saber lo que dirá el otro, o pensará el otro, cuando lo lea, cuando mire todas sus letras, y encuentre, qué ha de encontrar? Escribir siempre va a ser terapéutico, y siempre se escribe para alguien, se piensa en alguien, así sea otro yo.