Cuando estás de visita me pido un permiso para atenderte.
Cuando te vas me asusta pensar que me has vuelto insoportable, sin ti no me soporto y eso me incomoda.
Me hago las pases. Me juro que soy mi razón de existir y que no voy a volver a verte. Sé que sin mí no valgo nada. Le doy gracias a la vida por tenerme, por escucharme con atención todo lo que me digo, por hacerme reír y siempre hacerme sentir mejor. Sin mí a mi lado nada sería lo mismo y no puedo darme el lujo de perderme.
Por eso te agradezco, pero trataré de cumplirme una promesa. Me va a doler y sin embargo, voy a hacer lo posible por no verte; peor me va cuando lo hago.
viernes, 11 de enero de 2008
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